Revista Cooperativismo y Desarrollo, enero-junio 2018; 6(1): 1-14

Sistematización de las concepciones de patrón de acumulación capitalista: potencialidades de inserción del cooperativismo

Systematization of the conceptions of capitalist accumulation pattern: Potentialities of insertion of cooperativism

Yasmani Jiménez Barrera1, Joel Gómez Hernández2, Isidro Rolando Acuña Velázquez3, Boris Darién Acosta Santalla4

1Profesor Asistente de Teoría Económica del Departamento de Economía Global y Sectorial. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saíz Montes de Oca». Correo electrónico: yjimenez@upr.edu.cu ORCID: http://orcid.org/0000-0001-6429-9855
2Profesor. Máster en Gestión de Empresas Agropecuarias. Universidad Estatal Amazónica. Correo electrónico: jgomezhernadez1983@gmail.com
3Doctor en Ciencias Económicas. Profesor Titular. Coordinador del doctorado en Ciencias Económicas Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saíz Montes de Oca». Correo electrónico: irolando@upr.edu.cu
4Máster en Agroecología y Agricultura Sostenible. Profesor Asistente. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saíz Montes de Oca». Correo electrónico: boris04@upr.edu.cu

Recibido: 17 de marzo 2017.
Aprobado:
1 de febrero 2017.


RESUMEN

En el proceso de desarrollo capitalista resulta esencial el modo en que se articula la acumulación del sistema. Con el propósito de revitalizar la teoría económica marxista de la acumulación del capital, y siguiendo el método de investigación materialista-dialéctico, se sistematizan las concepciones que abordan la noción patrón de acumulación. Se investigaron las formas en que se produce, realiza y acumula la plusvalía durante determinados períodos de tiempo en la historia económica capitalista. Finalmente, se ofrece una panorámica sobre las potencialidades de inserción del cooperativismo como alternativa al desarrollo capitalista y, en particular, a la conformación del patrón de acumulación en América Latina.

Palabras clave: patrón de acumulación; cooperativismo; América Latina.


ABSTRACT

In the process of capitalist development, the way in which the accumulation of the system is articulated is essential. In order to revitalize the Marxist economic theory of the accumulation of capital, and following the Method of Dialectical Materialist research, the conceptions that address the notion of accumulation were systematized. The notion of accumulation pattern was investigated, which refers to the ways in which surplus value is produced, produced and accumulated during certain periods of time in capitalist economic history. In addition, an overview of the integration potentials of cooperativism as an alternative to capitalist development and in particular to the formation of the pattern of accumulation in Latin America is offered.

Key words: accumulation pattern; cooperativism; Latin America.


 

INTRODUCCIÓN

Los análisis referentes al proceso de acumulación capitalista destacan por la prevalencia de enfoques orientados hacia la deslegitimación del rol de la fuerza de trabajo como creadora de la plusvalía que, en última instancia, garantiza el excedente económico que sostiene al sistema capitalista. Desde una postura teórico-marxista es analizada la concepción patrón de acumulación, como la modalidad histórica que asume el sistema para lograr la valorización del capital en el largo plazo, tanto en el centro como en su periferia.

Por tal motivo, el objetivo del artículo es sistematizar las concepciones que abordan la noción patrón de acumulación, sus implicaciones en la distribución de la riqueza y las cooperativas como alternativa al modelo de acumulación capitalista.

Ello conduce al análisis de la crisis estructural, vista como la crisis de un patrón de acumulación. La manifestación de la existencia de un patrón de acumulación se evidencia en una onda larga ascendente de la tasa de ganancia y la crisis estructural a través de una onda larga descendente.

La ciencia económica marxista reconoce que el tipo de patrón de acumulación que articula el sistema depende de la cuota de ganancia; si es elevada se asume un patrón de acumulación productivo, si por el contrario, la tasa de ganancia es baja el sistema adopta un patrón de acumulación de tipo financiero.

En el caso de las economías subdesarrolladas, su patrón de acumulación responde a la forma específica bajo la cual transcurre su proceso de desarrollo. Para el caso en que imperan condiciones de libre mercado, o sea, un patrón de acumulación capitalista de tipo financiero, la dinámica en los países periféricos asumen un funcionamiento bajo el patrón exportador, orientando el proceso de desarrollo hacia afuera.

En la medida en que el patrón de acumulación capitalista sea de tipo productivo, en los países subdesarrollados se produce una asimilación de estrategias de industrialización. En este sentido, el proceso de desarrollo se orienta hacia adentro. En esta dinámica se produce una recurrencia en el patrón de acumulación de América Latina, condicionada por los cambios en el patrón de acumulación capitalista, que le es funcional al sistema, por su alto grado de complementariedad.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

El trabajo se ubica metodológicamente en torno al método materialista-dialéctico. El método histórico fue de suma importancia, pues tributa a la comprensión de los patrones de acumulación capitalista en su conformación histórica. Como procedimientos empleados, el análisis y la síntesis muestran la descomposición del patrón de acumulación en la producción de plusvalía; la realización y su acumulación. Con ello se establecen una serie de interrelaciones entre las distintas partes que conforman la noción «patrón de acumulación».

Toda vez que estos elementos fueron abordados, se procedió a la utilización de métodos empíricos, en los que el análisis documental resultó esencial, pues las distintas aproximaciones al concepto nodal del trabajo, a saber, patrón de acumulación, procede de autores de orientación marxista. En este contexto, el método dialéctico-materialista permite abordar las potencialidades de las formas cooperativas de producción como alternativas al desarrollo capitalista y, en particular, a la conformación de ciertos y determinados patrones de acumulación.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Fundamentos del patrón de acumulación capitalista

En la exposición de El Capital, Marx (1973a) deja reflejado, desde la última sección del primer tomo, la importancia del proceso de acumulación en la sociedad capitalista. Es por ello que inicia con la reproducción simple, asumiendo que toda la plusvalía producida por la clase obrera es consumida por la clase capitalista, por lo cual no existe acumulación. Aquí se demuestra que bajo esas circunstancias, obviamente ideales, se logran reproducir por una parte la clase capitalista y por otra la clase obrera. En esencia, la reproducción simple ilustra la reproducción del régimen de producción capitalista, en ausencia de acumulación de plusvalía.

Prevalece en el plano de análisis de este primer tomo la ausencia de la redistribución de la plusvalía entre los diferentes grupos de capitalistas, a ello se dedica el tomo tercero. Además, se investiga el proceso de acumulación desde un punto de vista estático, ya que la dinámica capitalista, tal y como se muestra en la realidad, es investigada en la tercera sección del tomo segundo.

Lo más importante a este nivel de análisis radica en la conversión de la plusvalía en capital, por eso Marx (1973a, p. 525) plantea que antes se investigó cómo brota la plusvalía del capital y ahora se investiga cómo brota el capital de la plusvalía: «En la reproducción simple, el capital se reproduce solo gracias a la plusvalía, en la ampliada se reproduce en escala ampliada» (Rosenberg, 1979a, p. 392). Lo típico del sistema capitalista radica en la reversión a capital de una parte de la plusvalía. Con ello se verifica que la plusvalía no solo se transforma en capital variable, sino también en capital constante, con lo que toda plusvalía se transforma en capital. El análisis muestra que el capitalista contrata obreros con el mismo capital variable que ellos mismos crean, por tanto, el capital se adelanta.

Con el tratamiento del proceso de acumulación capitalista, al nivel del primer tomo, Marx (1973a) demuestra que el incremento constante del capital aumenta el desempleo y el proletariado a escala global. Ello deviene como ley general de la acumulación capitalista, pues es el objetivo que se persigue demostrar a este nivel teórico. Con el estudio de la composición del capital, se evidencia que la suerte de la clase obrera queda sometida a las leyes de la acumulación capitalista.

El crecimiento de la masa de trabajadores se opera paralelamente al de una masa de desocupados que, bajo el nombre de «ejército industrial de reserva» o «superpoblación relativa», presionan constantemente hacia la depreciación del valor de la fuerza de trabajo. La composición técnica del capital como la proporción entre el capital constante y la cantidad de trabajo necesario para su empleo por un lado, y la composición de valor como la relación entre el valor de los medios de producción y el valor de la fuerza de trabajo por otro, se correlacionan a través de la composición orgánica del capital.

Esta tiende históricamente a beneficiar el incremento de la composición técnica, que se refleja en la variación de la composición de valor. Se produce de este modo una modificación apreciable entre las dos partes del capital, que privilegia el incremento de su parte constante. Como norma el capitalismo tiende a incrementar la composición orgánica del capital, lo que reduce la cuota de ganancia y obliga al cambio tecnológico como contratendencia al proceso de acumulación.

La esencia de la acumulación radica en la transformación de la plusvalía en capital, la cual se refleja como acumulación de capitales individuales y tiene lugar a través de dos procesos básicos: concentración y centralización del capital. La concentración se representa por la capitalización de la plusvalía de capitalistas individuales, al tiempo que la centralización es la unión o absorción de muchos capitalistas por uno de ellos. La primera consiste en una relación entre obreros y capitalistas, la segunda entre capitalistas.

Del estudio del proceso de acumulación capitalista se deriva una contradicción esencial entre el capital y el trabajo, la cual no tiene solución al interior de este modo de producción. La misma es expresión del desarrollo de las fuerzas productivas, que cada vez demanda menos fuerza de trabajo y, con ello, incrementa el desempleo. Su tendencia incremental ocasiona penurias crecientes a la clase obrera con lo que se reduce, en términos generales, la cuantía de plusvalía. Ante esta tendencia, actúa como contratendencia el cambio tecnológico, que oxigena el proceso de acumulación capitalista.

El análisis es retomado desde otro punto de vista y cambia diametralmente el plano de análisis en el tomo segundo de El Capital, donde se investiga la reproducción y circulación del capital social en su conjunto. Se privilegia la investigación del movimiento que describe el capital social a través del recorrido por cada una de sus formas y cada una de sus fases. En el primer tomo se investiga la acumulación del capital y, en el segundo, la realización de la plusvalía.

El tomo segundo, en las dos primeras secciones, se dedica al capitalista individual, preparando las condiciones para investigar en la tercera sección el capital social en su conjunto.

En el libro I se ha analizado el proceso capitalista de producción, tanto en sí mismo como en cuanto proceso de reproducción: la producción de plusvalía y la producción del propio capital. Los cambios de forma y de materia que el capital experimenta dentro de la órbita de la circulación se daban por supuestos, sin detenerse a estudiarlos (Marx, 1973a, p. 334).

Aunque son investigaciones diferentes, tanto en el tomo primero como en el segundo, estos análisis se complementan mutuamente. Ello es posible porque el capital es tanto una relación de clases como una forma específica de movimiento (Rosenberg, 1979b). A este nivel se divide la producción social en dos departamentos básicos: el sector I, productor de medios de producción y el sector II, productor de medios de consumo. La exposición de la reproducción simple merece mayor atención en el segundo tomo, donde se investigan las leyes que explican cómo una caótica cantidad de movimientos individuales, aislados e independientes, forman un movimiento único de todo el capital social.

En cuanto a la reproducción ampliada, lo más importante radica en la realización del capital constante. Ello es posible porque el capital fijo cede parte de su valor a la nueva mercancía y no puede, por tanto, ser repuesto de una vez todo el valor que inicialmente se desembolsa en él. Debe operarse el intercambio entre los dos sectores, a fin de lograr reponer las demandas sociales de medios de producción y de medios de consumo. La realización del capital constante tiene lugar cuando se emplea nuevamente en la producción, que para el sector I se hace inmediatamente; el otro sector no puede reponer, en medios de consumo, las necesidades que posee en medios de producción.

Resuelta esta situación, se analiza la realización de la plusvalía. Ello debe satisfacer ciertas proporciones, que como norma el capitalismo no cumple y experimenta crisis de realización. Los esquemas de reproducción presentados acá muestran cómo el equilibrio económico es la excepción de una norma, que descansa en la sobreproducción de mercancías. La causa última del desequilibrio reside en la anarquía de la producción capitalista, que constituye la obtención ilimitada de plusvalía.

Lo que supone un nivel de complejidad superior reside en que una parte de la plusvalía se capitaliza, ampliando indefinidamente la reproducción y moviéndose en espiral.

La acumulación de dinero actúa como proceso previo, porque no toda plusvalía puede convertirse inmediatamente en capital productivo. Solo se transforman en capital los artículos empelados en el proceso de trabajo: los medios de producción y los medios de subsistencia. Solo se pueden extraer de la circulación, bajo la forma dinero, medios de producción y medios de subsistencia, porque ya fueron lanzados anteriormente; con su acumulación los capitalistas crean las condiciones de la acumulación (Rosenberg, 1979b, p. 253).

En la vida económica del sistema capitalista, un aspecto de primer orden lo constituye la acumulación capitalista, la cual regenera todo el sistema de relaciones sociales de producción capitalista a largo plazo. El proceso de acumulación capitalista tiene lugar en todo momento, lo que indica que su constante movimiento es la esencia de la existencia del capitalismo.

    (…) un patrón de acumulación no puede sino ser una modalidad de la acumulación capitalista históricamente determinada. No se trata de acumulación capitalista a secas, sino de cierto modo que ésta asume en un periodo dado. Se trata, por ende, de recalcar la especificidad que adquiere el fenómeno más general; tal modo de acumulación se debe caracterizar por su relativa coherencia interna Valenzuela (1990, p. 61).

Siguiendo su dinámica, Valenzuela (1996, p. 129) destaca tres elementos esenciales del patrón de acumulación: la producción de plusvalía, su realización y su acumulación; además, se analiza la articulación entre estos momentos y la forma asumida por la heterogeneidad estructural. En analogía con la noción patrón de acumulación, Osorio (2005, p. 5) afirma:

    La noción de patrón de reproducción del capital permite historizar el movimiento de la economía a la luz de las modalidades que asume la reproducción en diferentes momentos históricos, sea en el mundo imperial o en el dependiente, en el marco de sus interrelaciones. La capacidad de historizar la reproducción del capital implica comprender las condiciones que hacen posible el ascenso, auge y declinación de un patrón, o su crisis, al tiempo que considera los momentos de tránsito, donde un antiguo patrón no termina de desaparecer o constituirse en patrón subordinado y otro nuevo no termina de madurar o convertirse en patrón predominante.

En su tesis doctoral, Sierra (2010) defiende la concepción de modelo separándola de patrón y asume, en su definición de Modelos Globales de Acumulación Capitalista, el patrón de acumulación como una variable que conforma dicho modelo; lo que resulta curioso es que sus resultados se asemejan en demasía con la Teoría de la Regulación.

Esta perspectiva teórica no es excluyente con el criterio de base seguido, solo refiere algo nuevo, es decir, la asunción del patrón de acumulación tanto para el capitalismo desarrollado como para el periférico. La referencia a patrón de acumulación es abordada por Guillén (2007) quien, siguiendo a Valenzuela (1990), sostiene que «(…) es una modalidad del proceso de reproducción del capital, históricamente determinada». Otros autores como Aníbal Pinto (2008, p. 76) sostienen la noción «estilos de desarrollo» como: «(…) la modalidad concreta y dinámica adoptada por un sistema en un ámbito definido y en un momento histórico determinado». Básicamente se reitera el carácter transitorio e histórico de los patrones de acumulación adoptados por el sistema capitalista.

La producción, realización y acumulación de plusvalía

Respecto a la producción capitalista de plusvalía, resulta esencial la existencia de las condiciones claves para que tenga lugar el proceso de trabajo, en el cual se produce el consumo productivo por parte del obrero, de los medios de producción, y su desdoblamiento en proceso de creación de valor y proceso de valorización, donde tiene lugar la creación de la plusvalía.

Los autores asumen que un patrón de acumulación se basa en una tecnología, con la capacidad suficiente para desencadenar una productividad del trabajo superior a los niveles precedentes, causado por la irrupción de una revolución tecnológica. Esto no es nuevo, ya en El Capital Marx señalaba este tipo de producción de plusvalía. Este enfoque neoschumpeteriano evolucionista rescata y enriquece la idea marxista, aunque no lo declara. Cabe destacar que: «(…) considerar a las revoluciones tecnológicas como un acontecimiento del pasado es equivocado. Estos fenómenos están incorporados a la dinámica interna de la acumulación, y son característicos del capitalismo en cualquier etapa» (Katz, 1998, p. 66).

El cambio tecnológico cumple la finalidad histórica de adecuar un patrón de acumulación capitalista cuando se desploma la tasa de ganancia. Ello garantiza que el sistema intente adecuar las revoluciones tecnológicas y el cambio tecnológico en su beneficio.

En lo referido a la realización de la plusvalía, o sea, conversión de la mercancía en dinero nuevamente, la idea se basa en la concepción marxista de la transformación del dinero en capital, desde el punto de vista del recorrido del ciclo del capital industrial. En el tomo II de El Capital se analiza este proceso y es en la sección III cuando se ofrece, en un modelo teórico, la perspectiva marxista sobre la reproducción y circulación del capital social en su conjunto.

Más adelante se trata específicamente lo relacionado con la acumulación del capital, pero resulta importante destacar acá que la acumulación tiene como premisa la realización. Sobre este tema ha habido polémica entre marxistas, ya que Rosa Luxemburgo en su libro La acumulación del capital señala que Marx refirió sus resultados a la realización de plusvalía y no a la realización del capital fijo, como acertadamente sostiene Lenin. El citado libro tiene como tesis fundamental que la realización de la plusvalía tiene lugar en la búsqueda de nuevos mercados, o sea, en la colonización de nuevos territorios.

En esencia, lo que demuestra Marx se resume en la idea de la realización de la plusvalía como elemento fundamental en la existencia del sistema capitalista, siempre que tenga lugar la realización de los elementos fijos del capital constante. Este es el quid de la cuestión, la realización del capital fijo pasa por el proceso de su renovación por la clase capitalista y ello desencadena los ciclos económicos. Es durante la época de crisis que se renueva masivamente en la sociedad el capital fijo. Esta es la conclusión de Marx; sus esquemas de la reproducción del capital indican que se produce un divorcio entre el valor y el valor de uso del producto social global. El capitalismo tiende hacia el desequilibrio entre ambos sectores con preferencia por el sector que produce los medios de producción. La causa, que en última instancia provoca esto, reside en el carácter cada vez más social de producción y el carácter cada vez más privado de la apropiación de los resultados finales de este proceso, razón por la cual Marx la denominó contradicción económica fundamental del sistema.

Sin embargo, las formas de manifestación de esta contradicción son precisamente las crisis económicas, las cuales han ido mutando de crisis de superproducción hasta crisis financieras a partir de la década del setenta del pasado siglo XX. Estas crisis reflejan la desproporcionalidad de los sectores de la producción capitalista y son, por tanto, inherentes al sistema capitalista por ser una contradicción cuya resolución radica fuera de los marcos del capitalismo.

La manifestación de crisis económica en el capitalismo es la norma requerida para que tenga lugar la realización del capital fijo y con ello la realización de la plusvalía.

El carácter recurrente que muestran las crisis económicas implica no solo la importancia que en un patrón de acumulación tiene la renovación masiva de capital fijo, sino que son, como diría Marx, un proceso puramente momentáneo que restablece el equilibrio roto.

La acumulación es la reversión a capital de una parte de la plusvalía producida, que además se ha realizado previamente; la acumulación ocurre cuando se invierte parte de la plusvalía. La acumulación se desarrolla a través de dos procesos claves: la concentración de la producción y la centralización del capital, ambos se condicionaron mutuamente y desencadenaron niveles insospechados hacia fines del siglo XIX y conllevaron al capitalismo monopolista. Es preciso señalar que hasta 1870, aproximadamente, a partir de la llegada del capitalismo monopolista se aprecia la acumulación bajo diferentes patrones de acumulación; eso denota que las características existentes hasta entonces asumen una dimensión internacional y con ello niveles de complejidad insospechados. Es por ello que se asume como más apropiado para los efectos del patrón de acumulación centrar el análisis en esta etapa. Sin embrago, no es la única manera de entender esta dinámica que, por citar un ejemplo, es analizada por la Escuela Francesa de la Regulación; por eso Rivera (2005, p. 37) plantea: «Así surgen los términos régimen de acumulación y modelo de regulación. El primero sintetiza los factores específicos que permiten el funcionamiento regular del proceso de acumulación, identificando la conformación técnica y social de su operación. Por su parte, la voz modo de regulación identifica los canales por medio de los cuales se encauza la reproducción económica».

A los efectos de este trabajo, el primer concepto de acerca mucho al de patrón de acumulación, incluso aborda la cuestión del funcionamiento regular de la acumulación como proceso, es la misma idea que cuando se hacía referencia a la coherencia interna del fenómeno en cuestión, por ello se aludía a la modalidad histórica de la acumulación capitalista, asistiendo a lo que es la parte esencial del proceso, o sea, la modalidad de la acumulación específica en un período específico de tiempo.

Según Robert Boyer (1989, pp. 59-60), al régimen de acumulación se le define como «… conjunto de regularidades que aseguran una progresión general y relativamente coherente de la acumulación del capital, es decir que permita reabsorber o posponer las distorsiones y desequilibrios que nacen permanentemente del mismo proceso». Esto retoma lo planteado al inicio, la acumulación del capital es un proceso que tiende hacia el desequilibrio y es preciso restablecerlo u oxigenar las contradicciones que lo desencadenan, a fin de retrasar sus efectos.

Siguiendo la base conceptual que guía el curso de este trabajo, se retoma una tesis importante a juicio del autor:

    No vamos a insistir aquí en el concepto de patrón de acumulación. Baste indicar que la categoría alude a una modalidad, históricamente determinada, de funcionamiento del capitalismo. Es decir, a ciertas formas que asume el proceso de valorización y de acumulación capitalistas, por medio de las cuales el sistema procesa sus contradicciones, e impulsa el proceso de crecimiento y desarrollo (Valenzuela, 1990, p. 131).

Es sabido que el sistema capitalista se desarrolla sobre la base de sus contradicciones, pero el patrón de acumulación sirve al sistema para la resolución temporal de estas, es decir, le es funcional. De modo que la existencia de patrones de acumulación que han conformado la generalidad del proceso de acumulación capitalista, se debe a los requerimientos propios de la acumulación y la necesidad de conformación de un determinado patrón como elemento funcional (Valenzuela, 2013, p. 6), que procesa las contradicciones del sistema capitalista durante una época determinada.

La crisis del patrón de acumulación: la crisis estructural

Cuando un patrón de acumulación entra en crisis y se sustituye por otro nuevo, se asiste a una contradicción esencial. Esta contradicción es la crisis estructural, que según la perspectiva teórica regulacionista: «(…) designa los episodios críticos durante los cuales se rompe la conjugación entre modo de regulación y régimen de acumulación, lo cual implica que el sistema socioeconómico pierde su capacidad para reproducirse en el largo plazo» (Rivera, 2005), p. 38).

Análogamente, Osorio (2005, p. 37) plantea puntos de contacto:

    Las crisis, (…) pueden propiciar el agotamiento de un patrón de reproducción, con lo cual se crean las condiciones para el surgimiento de uno nuevo, periodo que puede ser precedido por una etapa de transición, en donde el antiguo no termina de morir o de subordinarse, y el nuevo, de imponerse y prevalecer. Cuando un nuevo patrón prevalece, lo que tenemos es que el capital ha encontrado nuevas condiciones para reproducirse, provocando cambios en los sectores o ramas que fungirán como ejes de la acumulación (…).

Valenzuela (1990, p. 177) define la crisis estructural como la crisis del patrón de acumulación vigente:

    Por crisis estructural o crisis del patrón de acumulación entendemos el surgimiento de obstáculos a los procesos de valorización y acumulación capitalista, obstáculos que no se pueden eliminar con el simple resorte del movimiento cíclico usual. Dicho de otro modo, la restauración de la dinámica de los procesos de valorización y acumulación capitalistas, obliga a modificar algunos de los parámetros claves del sistema. Toda crisis estructural inaugura un periodo de transición hacia un nuevo patrón de acumulación. Es éste el que se encarga de resolver las contradicciones que provocan el colapso del patrón de acumulación antiguo. (…) el carácter del nuevo patrón no tiene nada de arbitrario y sí viene determinado muy estrictamente por el carácter de las contradicciones que paralizan al antiguo. Por lo tanto, si identificamos bien tales contradicciones, estaremos al mismo tiempo identificando los rasgos más decisivos del patrón de acumulación nuevo. Es decir, determinando los ejes o dimensiones básicas del reordenamiento estructural.

Desde la perspectiva teórica francesa, la crisis estructural se define según Boyer (1989, p. 83) como: «(…) la llegada al límite, y una emergencia de las contradicciones en el seno de la formas institucionales se refiere a las estructuras más esenciales, aquellas que condicionan el régimen de acumulación». La crisis estructural es esencialmente la crisis del patrón de acumulación vigente: «(…) los periodos de crisis son periodos de intensa creación social y (…) la solución a la crisis siempre es una forma irreversible del modo de producción. (…) El capitalismo es una estructura social producida por el trabajo, pero que somete a éste a la lógica de su reproducción (…)» (Aglieta, citado en Valerdi, 2008, p. 179).

La postura teórica de Valenzuela (1990, p. 259) alude a lo que desencadena la crisis estructural: «En cuanto a las contradicciones que provoca la crisis estructural, tampoco podemos ensayar un análisis multilateral. Llevando las cosas al límite nos concentraremos sólo en una contradicción: la que deriva de la baja capacidad material de acumulación del sistema». Sin embargo, Hermida (2000, p. 259) plantea: «Las crisis del modo de producción capitalista se explican por factores puramente económicos las contradicciones del capitalismo, pero la salida de la crisis, el paso de un modelo de acumulación a otro, ya no depende exclusivamente del movimiento económico, sino de factores extraeconómicos».

Ello constituye una visión explicativa generalmente aceptada, aunque no del todo convincente; no obstante, desechar su importancia reduce la capacidad explicativa de cualquier teoría sobre las crisis estructurales en el capitalismo. Esta es una tesis que ya adelantaba Ernest Mandel (1986, pp. 18-19):

    Los factores extraeconómicos desempeñan un papel clave en la explicación de los bruscos ascensos de la tasa media de ganancia (…). Para expresarlo con más claridad: aunque la lógica interna de las leyes de movimiento capitalistas puede explicar la naturaleza acumulativa de cada onda larga, una vez iniciada, y aunque también pueda explicar la transición de una onda larga expansiva a una onda larga de estancamiento, no puede explicar el paso de la última a la primera. No hay simetría alguna entre los resultados inevitables a largo plazo del crecimiento económico capitalista acelerado (que son precisamente una caída a largo plazo de la tasa media de ganancia) y el marcado ascenso a largo plazo de la tasa de ganancia después de un descenso persistente a lo largo de un cuarto de siglo. Este ascenso no puede deducirse de las propias leyes de movimiento del modo de producción capitalista.

La concepción de Mandel destaca que son los factores exógenos al proceso de acumulación capitalista los que desencadenan el ascenso. Dicho ascenso es provocado por las revoluciones tecnológicas. Se recalca la idea de la contratendencia sugerida anteriormente, el cambio tecnológico actúa como respuesta de los empresarios ante la caída súbita de la tasa de ganancia.

La alternativa cooperativa al patrón de acumulación en América Latina

Desde hace varias décadas, el proceso de globalización de las relaciones capitalistas de producción irrumpió en la economía mundial, con lo cual se fueron creando las condiciones para un funcionamiento global del sistema capitalista. Las empresas trasnacionales, que históricamente han desempeñado un rol esencial en la dinámica de acumulación latinoamericana, se han estructurado en cadenas globales de valor, donde los espacios locales pierden terreno aceleradamente. Ante esta situación se plantea que las estrategias de desarrollo recaen en la inserción a estas cadenas de suministro mundiales, pero cabría preguntarse ¿en qué lugar quedan la cooperación y el movimiento cooperativo, que a través de la llamada Economía Social y Solidaria han aflorado en los últimos años en la región latinoamericana?

La actual crisis económica y financiera internacional entendida como crisis del patrón de acumulación neoliberal ha provocado precariedades laborales y desempleo, más imposibilidad de creación de empleos a quienes están dispuestos a trabajar.

En tal contexto, para América Latina, donde el patrón de acumulación capitalista es predominante, el cooperativismo aparece como una alternativa que se ha desarrollado en todos los países, en unos con mayor fuerza y apoyo estatal que en otros, pero en todos los casos el modelo ha tenido un fuerte impacto económico y social que ha sido reconocido por la Organización International del Trabajo (OIT) y la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) Américas, instituciones que han apoyado la inserción del cooperativismo y sus potencialidades en la región como estrategia de lucha contra la pobreza, la promoción de la inclusión social y el trabajo digno (Mogrovejo y Vanhuynegem, 2012).

El cooperativismo de la región representa un sector de la economía social entre el sector público y el sector privado que, según la Oficina Regional de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) Américas, está en constante crecimiento y, junto a otras formas de organización social de los pueblos indígenas, de campesinos y sindicatos, promueven la solidaridad y luchan por la inclusión social, los derechos humanos y laborales. Todo ello en un contexto de fuerte reflujo de las fuerzas de derecha, sin renunciar a la aspiración de que un mundo mejor es posible.

El potencial económico y social del cooperativismo a partir de sus principios y valores ha sido reconocido por las Naciones Unidas, la que declaró el año 2012, como «Año Internacional de las Cooperativas», lo que ha devenido en una excelente coyuntura y magnífica oportunidad para potenciar el desarrollo económico y social en el continente desde el fortalecimiento del cooperativismo.

Por otro lado, la inclusión de textos constitucionales donde se incorporan las cooperativas es una de las tendencias de este movimiento en los últimos años (Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Venezuela y Cuba), orientado a potenciar su papel en el desarrollo de la sociedad desde el reconocimiento jurídico de las relaciones socioeconómicas que generan.

No obstante la compleja situación que vive Latinoamérica, se reconocen los avances del movimiento cooperativo al consolidarse como un sector de empresas y organizaciones inspiradas en la solidaridad, para responder a las necesidades de sus socios y de la sociedad, incluidas las necesidades de los grupos desfavorecidos, con miras a lograr su inclusión social, lo que ha sido posible por los valores y los principios que sustentan al movimiento cooperativo.

En tal sentido, la discusión teórica acerca de la importancia concedida a este sector de la economía deja claro que:

· Las cooperativas surgidas en el capitalismo como organización de las clases trabajadoras, sin el apoyo del Estado burgués, se oponen a la burguesía y constituyen la primera brecha en las relaciones de producción capitalista.

· Las cooperativas adquieren diversas funciones sociales que se contraponen al régimen capitalista, aunque no pueden sobrepasar los límites de esta formación económico-social.

· En el capitalismo, las cooperativas constituyen una forma colectiva de organización del trabajo, que permite a sus miembros defender sus intereses económicos, a pesar de llevar el sello de esa sociedad.

· La experiencia histórica ha demostrado que las cooperativas en el capitalismo pueden degenerar en empresas capitalistas y no conducen a cambios sociales radicales.

Al mismo tiempo, se debe destacar que las cooperativas tienden no solamente a potenciar la fuerza productiva individual, sino a crear una fuerza productiva nueva con la necesaria característica de fuerza de masa (Alfonso, 2005), con lo que la cooperación es una condición esencial para el desarrollo de las fuerzas productivas.

En esta superioridad de la cooperación radica, precisamente, la raíz metodológica para contraponer el cooperativismo a la acumulación capitalista responsable de la enorme apropiación del 82 % de la riqueza creada a nivel global, en manos del uno por ciento de la población (Informe de OXFAM, 2018).

Ante tal contexto, las cooperativas se mantienen como alternativa para millones de personas que han visto agravadas sus condiciones de vida, resultado de la crisis global del sistema capitalista que precariza el mercado del trabajo y la protección social, incrementa el desempleo, la crisis de los alimentos y el impacto del cambio climático con sus secuelas de desastres naturales cada vez más devastadores.

La OIT está firmemente convencida de que los valores y principios que rigen las empresas cooperativas responden a las cuestiones apremiantes del desarrollo económico, la protección del medio ambiente y la justicia social en un mundo globalizado. Más de 250 millones de personas organizan su modo de vida a través de las cooperativas, lo que significa una creación y distribución de la riqueza a un alto nivel de impacto; gracias a esto la UNESCO ha declarado recientemente a las cooperativas como patrimonio cultural intangible de la humanidad (ASCOOP, 2017).

El patrón de acumulación alude a formas de producción, realización y acumulación de la plusvalía en el marco del sistema capitalista. Con ello se adopta una posición crítica respecto a los enfoques que asumen, que en las condiciones actuales de la teoría marxista de la acumulación ha quedado superada; además de que el sistema ya no se basa en las condiciones de explotación que Marx indicó en el siglo XIX.

La evidencia empírica más reciente indica que, en la medida que el patrón de acumulación se despliega en el tiempo, crece la desigualdad económica. Es en tales condiciones que las potencialidades del cooperativismo como movimiento social se convierte en una alternativa real de desarrollo diferente, capaz de darle sentido y razón humana a la economía, la sociedad y el Estado desde una dimensión no capitalista.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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